El dedo en la llaga
Tras las últimas disquisiciones lingüístico-políticas (ver dos o tres entradas atrás), me dispongo a hacer la pregunta del millón:
Javi, si de aquí a mediados de febrero aún no has encontrado nada decente por ahí, ¿qué vas a hacer?
Y ahora escondo la mano copiando un chiste político que me ha enviado una compañera hoy. Es sobre el Estatuto de Madrid, del que aún no había oído hablar.
(Hay dos formas de tomarse la política: en serio, y en ese caso lo más juicioso es hacer chistes, o a broma, y en ese caso lo más juicioso es meterse a político. Yo prefiero la primera opción. Ahí va eso, pues:)